3 PUEBLOS, 3 ESCUELAS Y LA CONVICCIÓN DE UNA MADRE

El contexto

Después de visitar todas las escuelas que hay desde Lukla hacia arriba, me parece interesante escribir un post hablando de la educación aquí el Khumbu.

Hace tan sólo 58 años que se crearon las primeras escuelas modernas en estos valles. Hasta entonces los monasterios eran las únicas instituciones educativas donde iban los estudiantes que querían ser monjes, y por eso la mayoría de los laicos se quedaban sin ninguna educación formal.

En 1960 hubo un primer intento de establecer escuelas en Namche y Chaurikharka, cuando el gobierno nepalí destinó allí unos cuantos maestros, pero resultó que ¡no tenían edificios donde dar clase!

El establecimiento de escuelas con aulas adecuadas y profesores cualificados comenzó en 1961 cuando Edmund Hillary fundó la Escuela de Khumjung. Pronto otros pueblos vecinos pidieron ayuda para poder tener escuela y así fue como se crearon las de Thame (1963), Pangboche (1964) y Phortse (1968) en la parte alta del Khumbu.         

Como aquí no había personas alfabetizadas en Nepalí e inglés, Edmund Hillary tuvo que ir a buscar maestros cualificados en la comunidades sherpa de Darjeeling, en la India.

De Lukla hacia arriba, ahora hay once escuelas primarias y dos escuelas secundarias superiores que acogen a más de 1.500 alumnos. Un hecho que me ha llamado la atención es que en todas las escuelas que he visitado, cada mañana, antes de comenzar las clases, hacen formar a los alumnos en el patio, por niveles y hacen unos ejercicios de gimnasia, unas escuelas a ritmo de tambores y otros siguiendo el ritmo de una canción que cantan los alumnos mayores. También rezan una oración y cantan el himno nacional nepalí. 

Para complementar esta introducción me parece apropiado hablar de tres escuelas ubicadas en tres pueblos de la parte alta del Khumbu: Khumjung (3.790 m), Thame (3.750 m) y Namche (3.450 m).     

 Mapa del Khumbu

Khumjung Secondary School (Hillary School)

Creada por Edmund Hillary en 1961, comenzó con dos aulas y fue la primera escuela de todo el Khumbu.

Actualmente consta de 17 edificios, con dos niveles de jardín de infancia (3 a 5 años) y 10 niveles de primaria y secundaria con 21 maestros y un total de 314 alumnos (mitad chicas y mitad chicos). Las clases se imparten en inglés y se enseña el nepalí y el sherpa. Para el aprendizaje del sherpa tienen un único profesor, que es un lama.            

En la misma escuela hay una pequeña residencia para los maestros que no viven en Khumjung. Para los alumnos que son de lejos hay dos edificios (hostels) en la misma escuela, donde viven durante todo el curso. Sólo van a casa durante los periodos largos de vacaciones. En el pueblo hay dos hostels más, privados.

Himalaya Primary School de Namche

La primera escuela de Namche fue creada los años 1960 y la actual, que consta de 3 edificios, se construyó entre 2014 y 2015. Se inauguró el 24 de mayo de 2015, un día antes del fuerte terremoto que sacudió Nepal. La escuela prácticamente no sufrió daños y tras unas pequeñas reparaciones se puso en funcionamiento por mes después.  

La escuela consta de 13 aulas y acoge 220 alumnos que pueden estudiar hasta el nivel 8 y luego siguen hasta el nivel 10 en la escuela de Khumjung. Trabajan 12 maestros de los que el gobierno sólo paga 2 y el resto los pagan los padres con una cuota mensual de 1.000 rupias (unos 8 €) por alumno y ayudas de patrocinadores privados. Al igual que ocurre en Khumjung, la enseñanza se hace en inglés, pero también enseña el nepalí y recientemente también el sherpa.

La escuela dispone de un hostel propio donde viven unos 25 niños y niñas durante todo el curso. En el pueblo también hay otro hostel privado donde viven unos sesenta niños y niñas.

Thame Basic School

Esta es una escuela pequeña, creada en 1963, justo 2 años después de la de Khumjung. Ahora se ha construido de nuevo pues el terremoto de 2015 la arrasó completamente. Tienen tan sólo 24 niños y niñas de 5 a 13 años. Son 6 maestros y tienen 7 niveles. Agrupan niñas y niños de diferentes niveles en una misma clase. Dan clase en las lenguas sherpa y nepalí.

Su principal preocupación es los pocos alumnos que tienen. Por eso han creado un jardín de infancia para niños a partir de dos años y medio, para encauzarlos hacia la escuela.     

Uno de los factores que influyen en los pocos alumnos de la escuela es que no se pueden quedar a vivir en el pueblo porque no hay ningún hostel y por ello las familias de lugares alejados de Thame prefieren llevarlos a Khumjung o Namche y así evitar que tengan que hacer largas caminatas para ir y volver de la escuela. Para el próximo curso esto dejará de ser un problema ya que se está terminando de construir un hostel en la misma escuela. Con ello cuentan doblar el número de alumnos en 3 o 4 años.

La convicción de una familia para que su hijo pueda estudiar

Para terminar este relato os quiero explicar el caso del esfuerzo y la convicción de una familia que conocí, y especialmente de la madre, para llevar a su hijo a la escuela. Es un ejemplo que me emocionó.

Se trata de una familia que vive en el pueblo de Thamo, situado a una hora caminando de Namche. Tienen un niño de 5 años y decidieron llevarlo a la escuela de Namche, pero su situación económica no les permite afrontar el gasto anual de unos 1.000 $ para que se pueda quedar en el hostel de la escuela.

El convencimiento de la importancia de la educación para su hijo es la razón por la cual la madre acompaña, andando, a su hijo hasta la escuela de Namche (10 de la mañana), y regresa a Thamo. Hay días que aprovecha el viaje para transportar alguna carga y así ganar algunas rupias. Por la tarde de nuevo hacia Namche para recoger a su hijo (4 de la tarde) y hacia Thamo de vuelta a casa. Esto cada día del curso. 4 horas de camino la madre y 2 el niño!

Un ejemplo de una familia que tiene claro el valor de la educación para el futuro de su hijo. El día que los conocí eran a medio camino de vuelta a casa. La madre cansada pero sonriente mientras hablábamos y el niño con unas ganas de ir de aquí para allá como si todo fuera un juego.

Como en aquellos documentales de “Camino a la escuela”, pero en vivo y en directo. ¡Sencillamente ejemplar e impresionante!

¿UNA CARRETERA HACIA EL EVEREST?

Pues sí y no. A primeros de agosto, en el post VIVIR ANDANDO, os explicaba que en la parte baja de los valles del Solukhumbu están construyendo una carretera que tarde o temprano parece que llegará hasta Lukla. Pues bien, un mes y medio después parece que será más pronto que tarde.

Lukla es donde empiezan los trekkings de esta zona y, salvo que se suba andando desde más abajo, a este pueblo sólo se llega con los pequeños aviones que pueden aterrizar en el pequeño y peligroso aeropuerto Tenzing-Hillary.

Trazado esquemático de la nueva carretera que unirá Phaplu con Chaurikharka (Lukla) 

A menudo los aviones no pueden entrar o salir de Lukla por culpa de las condiciones climatológicas y esto supone un gran inconveniente tanto para la gente local como por los turistas. Sin ir más lejos, la semana pasada estuvieron cinco días seguidos sin llegar ni salir aviones, con más de 300 personas bloqueadas en Lukla que, por ser aún temporada baja, es mucha gente. Y una cantidad similar debían esperarse a Kathmandu para subir hacia aquí.

No sólo los aviones no podían volar, sino que tampoco los helicópteros. Un día, algunos lo intentaron y, de 12 que fueron autorizados a salir de Lukla, 10 tuvieron que hacer aterrizajes de emergencia antes de llegar a Katmandú. Los periódicos y las redes sociales se hicieron mucho eco de ello       

 No es la primera vez que pasa. en noviembre de 2011, más de 3.000 turistas quedaron varados en Lukla después de que las condiciones meteorológicas adversas detuvieran los vuelos desde Katmandú durante seis días consecutivos. Es un problema recurrente cada año.

Esto fue el detonante, supongo, que impulsó a las autoridades del municipio del Khumbu a explicar la reanudación del proyecto de alargar la carretera que desde Phaplu ya alcanza Kharikhola, el pueblo donde comienza la región del Khumbu. Este proyecto data de hace años, pero debido a los dos terremotos de 2015, quedó parado.

Los trabajos de apertura de la carretera desde Kharikhola (2.100 m) hasta Chaurikharka (2.700 m), a unos tres kilómetros del aeropuerto de Tenzing-Hillary, ya han comenzado y esperan que estén finalizados en julio del año próximo. El asfaltado tendrá que esperar todavía, aunque algunas voces dicen que podría estar terminado en 2021.

La carretera se detendrá a Chaurikharka y no irá más arriba pues ya entraría dentro del Parque Nacional de Sagarmatha. Además, está previsto que en este último tramo de carretera sólo circulen vehículos eléctricos.       

Pero este proyecto plantea una gran incógnita. ¿Qué incremento tendrá el turismo de montaña en la zona como consecuencia de esta mejora? Esto preocupa a mucha gente de la zona pues actualmente ya hay puntas de afluencia de gente en plena temporada que agotan la capacidad de alojamiento. Pero no es sólo el alojamiento lo que preocupa. Es el suministro de alimentos, la atención sanitaria, el impacto medioambiental, los servicios básicos como el agua o la electricidad. Todo ello, aquí requiere de mucho más tiempo para adaptarlo a una demanda mayor.

Si ahora, con 65.000 visitantes al año, el Khumbu ya está al límite, ¿qué puede pasar si llegan muchos más a corto plazo? Pues que pueden morir de éxito.

DINGBOCHE, UN PUEBLO CERRADO A CAL Y CANTO DURANTE EL VERANO 

Hoy os quiero explicar un hecho curioso y sorprendente que sucede cada año en el pueblo de Dingboche.

Dingboche es un pueblo situado en un pequeño altiplano, protegido de los vientos y muy soleado. Está a 4.350 m. de altura, tan sólo a 2 días caminando, del campo base del Everest y cuando se realiza un trekking, es ideal para hacer una estancia de 2 noches para completar una buena aclimatación antes de subir hasta los 5.300 metros del campo base del Everest o los 5.600 de la «pequeña» cima del Kala Patthar.

Es un pueblo formado por lodges, hoteles, cafeterías y algunas casas dedicadas a la agricultura y la ganadería. Está rodeado de muchos pequeños campos, todos vallados con paredes de piedra, dedicados al cultivo de patatas, trigo sarraceno y hierba para alimentar a los animales.    

Como podéis imaginar, hoy en día es un pueblo dedicado sobre todo al turismo, pero a pesar de ello, de mediados de julio hasta primeros de septiembre es un pueblo «cerrado», donde no se puede realizar ninguna actividad. Todos los edificios casas deben estar cerrados y tampoco se pueden hacer trabajos de construcción, agricultura o ganadería.

A primeros de septiembre lo cruzamos y os puedo asegurar que daba una sensación extraña. Un pueblo con la mayoría de los edificios en buen estado pero todos cerrados literalmente bajo llave, y sin ni una alma por la calle.     

En los campos de alrededor tampoco había nadie trabajando. Las obras estaban paradas y vimos un lodge en construcción que ya hace dos años que lo empezaron. Al no poder trabajar durante este mes y medio del verano, que es cuando mejor se trabaja aquí, en este pueblo las obras se alargan mucho más.

Una norma centenaria

Como yo, seguramente os preguntaréis el porqué de este hecho. Pues bien, hace mucho más de 100 años, cuando no había turismo, y en esta zona se cultivaba cebada negra, los habitantes del pueblo, muy influidos por los monjes de un monasterio cercano, adoptaron una norma para proteger este cultivo.

La cebada negra es originaria de Etiopía y desde hace siglos se cultivaba en las tierras altas de Nepal. Era, y es, muy apreciada por su valor nutritivo ya que no necesita ningún tipo de procesamiento. Puede ir directamente del campo a la mesa. Pero, resulta que es un cultivo muy sensible a cualquier tipo de contaminación, ya sea por el humo, por los residuos o por cualquier otra actividad humana o animal. Este el origen de esta norma centenaria.

Actualmente, sin embargo, esta norma ha perdido todo el sentido que tenía ya que, según me contaron unos vecinos de Chhukung, un pueblo de más arriba, hace dos años sólo tres vecinos plantaron cebada negra y este año ¡ninguno!

A pesar de ello la norma se sigue aplicando, aunque, según estos mismos vecinos, cada vez hay más gente en contra y algunos ya piensan que debería anular. Cuando esto ocurra, si es que ocurre, tendremos otro ejemplo de cómo el turismo de montaña va transformando estos valles.

Para vigilar el cumplimiento de la norma cada año se designa un comité de 3 personas, dos de Pangboche (que es de donde son la mayoría de la gente que tienen lodges o tierras en este pueblo) y una del mismo pueblo. El incumplimiento de la norma conlleva una sanción.

Sin embargo, al volver a pasar por Dingboche, ya de bajada, pasamos por un camino más elevado y vimos dos o tres personas trabajando a escondidas detrás de un edificio.

Vacaciones forzadas

¿Y la gente qué? Pues durante este tiempo que el pueblo queda cerrado, una parte de la gente se va a vivir en una aldea con varios edificios muy precarios, situado un poco más arriba.

También encontramos 4 o 5 tiendas en unos prados encima del pueblo, con gente que vive todo este tiempo sin hacer nada esperando que puedan volver a entrar en el pueblo.

Y la mayoría se va a Pangboche, Khunde o Katmandú, y los que pueden aprovechan para hacer algún viaje.

Otras normas de protección o regulación de los cultivos

Esta no es la única norma de protección de cultivos. A los pueblos de Thame, Khunde, Khumjung y Phortse, la tradición del pueblo Sherpa de proteger los cultivos, ya que la agricultura aquí tiene muchas limitaciones, se hace mediante otra norma (Dee) plenamente justificada y nada drástica.

Durante los meses de verano, en estos pueblos no puede haber ganado ni dentro ni en los alrededores del pueblo, para que no puedan entrar en los campos y dañar los cultivos. El ganado se lleva hacia las tierras altas de los valles donde hay muchos prados para pastar. Cada pueblo tiene su comité de vigilancia por el cumplimiento de la norma, similar al de Dingboche, y unas sanciones para quien la infringe.

En el valle que sube en dirección al campo base del Everest, tienen regulado incluso cuando pueden empezar a cortar y secar la hierba de los campos, que servirá de alimento para el ganado durante el invierno. Empiezan los de más abajo, y semana a semana van avanzando valle arriba.

Es cuando a Dingboche le llega el turno de cortar la hierba (este año fue el 11 de septiembre) que el pueblo se vuelve a abrir y llenar de actividad y de vida.

¡Y hasta el próximo verano!

 

ANDANDO SOLOS POR EL VALLE DE GOKYO 

Hace dos días que, con mi amigo y guía Pasang, hemos regresado a Namche después de una semana caminando por el valle de Gokyo. Esta es una más de las visitas que estamos haciendo en cada uno de los valles del Khumbu y que son los cimientos sobre los que se irán construyendo los resultados de este proyecto.

Durante esta semana hemos andado unas 25 horas para recorrer 75 km, eso sí con un desnivel acumulado de más de 3.000 m. positivos y, claro, 3.000 m. hacia abajo, para descubrir todos los rincones y rinconcitos del valle.

Quizás os preguntaréis, ¿qué tiene de especial eso más allá de ponerse en forma y disfrutar del paisaje? Pues que ha sido una semana de caminar solos por unos lugares donde, en las temporadas altas, primavera y otoño, incluso se forman pequeños atascos de tanta gente que sube por allí. Quizás sea romanticismo, pero ha sido una experiencia extraordinaria y muy diferente de las otras veces que había realizado trekkings por este país.

Cuando digo solos, quiero decir que no hemos encontrado ningún turista, como llaman aquí a la gente extranjera que realiza trekkings o expediciones.

En cambio, sí que nos hemos encontrado con muchos y muchas sherpas yendo arriba y abajo por los caminos, buscando setas, yendo o volviendo del mercado de fin de semana de Namche o subiendo materiales de construcción cargados a la espalda hacia las obras que se construyen durante el verano.

Esta ha sido una experiencia que, más allá de ver lugares y paisajes espectaculares, me ha servido para descubrir la vida de los sherpas de esta zona en «temporada baja». Una vida que no les viene marcada por el ritmo de los grupos de trekking y sus agencias, sino que es su vida en un momento «tranquilo» del año. Es de eso de lo que quiero hablar hoy.            

Un valle sin pueblos

El valle de Gokyo sigue el curso del río Dudh Koshi hasta su cabecera situada al final del largo glaciar Ngozumba que llega hasta los pies del Cho Oyu (8.188 m). Es un valle donde no hay pueblos habitados permanentemente. Hay una serie de núcleos formados por lodges, o establecimientos similar de alojamiento para  turistas, o bien antiguos asentamientos donde en verano los sherpas llevan a pastar los rebaños desde muy antiguo.

De hecho, los núcleos principales entre Namche y Gokyo, hasta la llegada del turismo, eran asentamientos de este tipo, los cuales, por su situación estratégica, se han consolidado como lugares de etapa por los turistas. Por eso en los últimos 25 o 30 años se han construido muchos lodges. Son los núcleos de Dole, Luza, Macchermo y Gokyo.

No tienen escuelas ni otros servicios comunitarios ya que sus habitantes no viven todo el año y tienen su casa propiamente dicha en pueblos de más abajo, principalmente Khumjung y Khunde. Allí vive parte de la familia y sobre todo los niños porque es donde está la escuela. En Maccherrmo y Gokyo hay un par de pequeños establecimientos de atención médica, lo llaman rescue posts, patrocinados por fundaciones extranjeras, abiertos sólo en primavera y otoño porque están pensados ​​básicamente para dar servicio a los turistas.

También encontramos núcleos más pequeños de lodges que se han ido formando en otros puntos del camino, como Mong La, Phortse Tenga o Phang, donde no hay más actividad que la de alojamiento durante las temporadas turísticas y por lo tanto no encuentras a nadie ni en verano ni en invierno.

Un caminar tranquilo como el de estos días, nos ha permitido descubrir también una multitud de pequeños asentamientos, a menudo alejados del camino principal, ya sea en el fondo del valle o colgados en lugares que parecen inaccesibles en las pendientes que hay a ambos lados del valle.

Todos siguen un mismo patrón. Son unos asentamientos formados por muchos campos de hierba, y algunos de patatas, completamente vallados con paredes de piedra, y con unas pequeñas edificaciones bastante precarias, que les sirven de alojamiento mientras trabajan allí y para guardar la hierba que luego, una vez cortada y seca, servirá para alimentar al ganado en invierno. Es en invierno cuando bajan el ganado y su alimento hacia los pueblos de más abajo donde tienen su casa.              

 El verano es tiempo de lluvia, pero también tiempo de obras

Hemos visto por los caminos mucha gente llevando materiales de construcción hacia arriba. Materiales de muchos tipos, pero uno a destacar. La madera. Aquí se construye sobre todo a base de piedra y madera. La piedra ya la tienen en el lugar, sólo la han de romper y darle forma. Son unos canteros muy competentes.

La madera se sube de muy abajo, allí donde hay bosques y dan permiso para talar. Los comerciantes de madera la llevan en helicóptero hasta Syangboche, justo sobre Namche, allí la venden y de allí se transporta andando, en «paquetes» de unos 95 kg, cargados en la espalda, hasta la obra donde se ha de utilizar. Aquí quiero señalar que una persona que transporta una carga de estas. está un par de días hasta llegar a destino, le pagan 7.000 rupias, de las que se gasta la mitad en alojamiento y comida. Le quedan 3.500 rupias o sea unos 28 € por 3 días de trabajo. ¡Y vaya trabajo!

Los lodges existentes, en verano hacen muchas obras (todos los que visitamos estaban en obras) y construyen algunos nuevos. Una pequeña fiebre constructora. Con todo, en plena temporada turística, no hay suficiente alojamiento.

Las obras las tienen muy bien organizadas para que, si llueve, puedan seguir trabajando. Bajo unas lonas trabajan los carpinteros, los albañiles y los que montan las estructuras. Como sólo tienen el verano para hacer las obras no pueden hacerlo de otra manera.        

Un valle con dos formas de vida, que en verano es una sola

Como ya se puede intuir, la actividad enfocada al turismo, que es la mayoritaria en este valle, y la estrictamente agrícola y ganadera, en clara disminución, nos muestran dos formas de vida muy diferentes. La del turismo más rentable y la otra que lo es muy poco.

Ahora en verano, sin embargo, todo es actividad agrícola y ganadera y los lodges están casi todos cerrados o en obras. Por lo tanto, hemos visto lo mismo en los núcleos de lodges que en los pequeños asentamientos agrícolas. El ganado, sobre todo los yaks y las naks, pastan por los prados mientras la gente siega, seca y guarda la hierba para el invierno. Como es verano y llueve mucho, cuando siegan la hierba la han de recoger y tapar todos los días para que no se moje y muchos días más de una vez. De día, si ven que no va a llover, la esparcen por el campo y por la noche, o si la lluvia vuelve, de nuevo a hacer montones.

Un hecho muy importante a destacar, desde mi punto de vista. Desde hace un año ya han llegado en estos lugares las primeras máquinas para cortar la hierba. ¡Son nuestras desbrozadoras! Esto es un pequeño gran paso adelante hacia la mecanización de la agricultura, que aquí parece casi imposible. Me decía uno de estos vecinos que la máquina hace el trabajo siete veces más deprisa que haciéndolo a mano. No obstante, la mayoría de la gente todavía siega a mano.

También quiero destacar su gran afición a buscar setas, por cierto buenísimas, que tienen esta gente. Como es la estación de las lluvias, es la época de las setas. Se las comen recién cogidas, pero sobre todo las secan para tener para el resto del año.           

El invierno en este valle

En invierno las condiciones climáticas hacen difícil la vida en estas alturas. Hablamos de lugares sobre los 4.000 m. Es por ello que la gran mayoría de los habitantes (de temporada) de este valle, se van a tierras más bajas. Unos a Khumjnung, de donde son la mayoría de los propietarios de los lodges de este valle o a Khunde. Además, muchos de ellos aprovechan el invierno y bajan a Katmandú y, los que se lo pueden permitir, realizan algún viaje. Uno de ellos me contaba una tarde al borde la estufa, contento y orgulloso, mientras charlábamos, que en 2012 había hecho un crucero de 18 días por el Mediterráneo, ¡a muy buen precio! Ya lo creo, ¡en pleno invierno!

En el camino principal de subida de este valle sólo encontramos tres lodges que estén abiertos todo el año, dos en Machhermo y uno en Gokyo y, según dicen, les llegan algunos clientes. Los otros cierran a mitad de diciembre y abren a mitad de marzo.

Como regresamos por un camino poco transitado, por el otro lado del valle, allí sólo encontramos pequeños asentamientos agrícolas que, como decía antes, en invierno no vive nadie. Esto es así excepto 3 familias que conocimos que sí viven todo el año. Según nos dijeron, como no tienen casa en ningún otro lugar, decidieron construir un lodge para aprovechar si pasa algún turista y se queda a comer o dormir (pocos, porque están fuera de la ruta principal). Con ello pueden complementar los ya exiguos ingresos de la actividad agrícola y ganadera, que es su actividad principal. Una vida dura, muy dura y sin embargo siempre te acogen con una sonrisa.                 

Al final del valle de Gokyo, bajando por la izquierda aguas abajo, se llega al pueblo de Phortse, que es el cuarto en número de habitantes, de la parte alta del Khumbu. Pero los pueblos del Khumbu ya hablaremos otro día.

Hoy os he querido explicar nuestra experiencia de caminar una semana por la montaña, sin prisas, sin gente y con el tiempo para detenerte cuando te apetece, hablar con la gente del país, escuchar sus relatos, leyendas o tragedias y, a ratos, vivir como ellos lo hacen, compartiendo mesa, cocina, y porque no, un vaso de su licor, el chhang. Haciéndolo sin sentirte un turista más sino alguien que los escucha, que se interesa por su vida, por sus prácticas religiosas, por las expectativas de los jóvenes o por la falta de servicios que tienen. Esto sólo se puede hacer en épocas que no tengan clientes y por tanto disponen de tiempo para compartirlo contigo. Por cierto, son unos grandes conversadores, entre ellos. ¡Lástima que la barrera del idioma me impida participar!

¡MANTENER EL KHUMBU LIMPIO! 

Hemos oído hablar mucho de los residuos que dejan las expediciones al Everest desde el campo base hasta la cima. Esto es la parte más visible y que siempre ha tenido más eco mediático, pero es una parte muy pequeña del problema de los residuos en los valles del Khumbu.

Hablar de residuos en el Khumbu es hablar de todos los residuos sólidos que generan los habitantes y toda la gente que visita esta zona cada año. Y también es hablar de los residuos humanos, que se convierten en una fuente de contaminación que va directamente a glaciares y ríos.

En el año 2011a los valles del Khumbu vivían 7.161 personas y actualmente se estima que viven unas 8.000.

Por otra parte, cada año suben por Khumbu entre 65 y 70.000 personas, entre expediciones, trekkings y otras formas de turismo. Estas cifras ya dan una idea del alcance de los residuos que se generan en estos valles, con el agravante de que estas personas se concentran prácticamente todas en 6 meses, primavera y otoño, que son las temporadas de buen tiempo.

Para explicar cómo se afronta este problema medioambiental quiero hablar de dos iniciativas: el Sagarmatha Pollution Control Committee que data ya de 1991 y, una más reciente, el Sagarmatha Next que nació hace un par de años.      

El Sagarmatha Pollution Control Committee (SPCC)

A finales de los años 80 del siglo pasado empezó la preocupación por el problema de los residuos en estos valles, y fue a partir de esta preocupación que gente local creó una ONG local con el objetivo de gestionar los residuos y mantener limpio el Khumbu, el SPCC (www.spcc.org.np).

De todo el trabajo que han hecho en estos 28 años, quiero destacar los contenedores situados en los principales caminos, los grupos locales de gestión y la creación de vertederos de basura en cada pueblo. Puede parecer poco, pero pensemos de dónde estamos hablando y en qué condiciones deben trabajar.

Actualmente está prácticamente terminada la construcción de contenedores a abse de piedra en los principales caminos por donde pasan los trekkings más populares. La mayor parte de estos contenedores, que han ido sustituyendo los metálicos, más antiguos, se sitúan en las pequeñas zonas de descanso que hay en los principales caminos y permiten separar los residuos en vidrio y latas, y plástico y papel. Esta última semana, subiendo y bajando por un valle, he tenido ocasión de conocer uno de los equipos que los construyen y ver cómo, al bajar ya habían terminado el que, al subir, estaba a medias. ¡En 3 días construyen uno!                     

Para la gestión y recogida de basuras, durante estos años han creado 23 grupos de gestión con un papel muy importante de los Grupos de Mujeres y Clubs de la Juventud, muy activas y activos en los pueblos de estos valles. La recogida se hace, como no podría ser de otra manera, andando, recogiendo la basura puerta a puerta y llevándola a los vertederos.

De vertederos, también he podido ver que hay en todos los pueblos e incluso en los pequeños asentamientos donde vive alguien todo el año. En uno de estos lugares, Lungden, donde sólo viven tres familias todo el año y situado a 4.350 m de altura, también tienen su vertedero.                     

El Sagarmatha Next

Sagarmatha Next (www.sagarmathanext.com) es un proyecto medioambiental muy innovador que quiere ser el motor de la sostenibilidad del turismo en el parque nacional de Sagarmatha y que junta en un solo proyecto Educación, Arte y Entretenimiento relacionados con el medio ambiente y los residuos, así como la gestión de los propios residuos. Este proyecto está totalmente financiado por un inversor social y se desarrolla en colaboración con el SPCC y otras organizaciones comprometidas con la sostenibilidad del turismo en estos valles. Es una apuesta atrevida, que no todo el mundo acaba de entender aquí, pero que, al final, creo que se ganará el reconocimiento de la gente local.                  

El proyecto comprende la construcción de 4 edificios, con un total de unos 700 m2, a 300 metros más arriba de Namche. Son edificios con un diseño muy especial y construidos siguiendo la forma tradicional de construcción de aquí, a base sobre todo de piedra y madera, pero incorporando, entre otras, técnicas especiales para hacerlos resistentes a los terremotos, muy frecuentes aquí.

Como es de suponer, las condiciones con las que se trabaja en este lugar, meteorológicas, de altura o de suministro de materiales, hacen que esta obra sea única.

El edificio principal será un centro de interpretación muy bien equipado.

El segundo edificio será una sala de exposiciones para artistas residentes o invitados y una cafetería.

Un tercero será el taller por los artistas residentes y las creaciones deberán ser a partir de residuos.

El cuarto edificio será una pequeña tienda donde venderán las obras de los artistas.

Tienen previsto abrir al público el próximo mes de octubre, en que también se aprovechará para hacer una prueba piloto de gestión de residuos, que me pareció genial. Es lo que ellos llaman el proyecto «Carry Me Back».

Aquí harán una selección de la basura y lo que sea metálico o de plástico se compactará en pequeños paquetes de un kilo y se pedirá a todos los que realicen un trekking, vengan de visita o regresen de una expedición, que se lleven uno de estos paquetes hasta Katmandú.

¿Y eso que puede representar? Pues que, si la respuesta de la gente es positiva como es de esperar, con la cantidad de personas que visitan estos valles, cada año se podrán transportar más de 50 toneladas de residuos hasta Kathmandu, sin coste.

Más adelante ya contaré cómo queda el conjunto de edificios una vez terminados, cómo funciona la prueba piloto y como se desarrolla la actividad artística en un lugar tan especial.

SIEMPRE ANDANDO 

Vivir en los valles del Khumbu significa, entre otras muchas cosas, que todo se hace andando. Aquí no hay carreteras ni vehículos de ningún tipo.

Andando se va a la escuela, a ver la familia, al mercado, al centro de salud (donde lo hay), andando se traslada de un lugar a otro cualquier carga, sea ligera o pesada, o se recoge la basura (donde lo hacen) y así un largo etcétera. Hay una excepción de hacerlo a pie, el helicóptero, pero al alcance de muy pocas personas en estos valles.

Cabe decir que, desde hace unos años, la mayoría de los materiales pesados ​​de construcción se suben en helicóptero hasta Syangboche, un poco más arriba de Namche y de allí, entonces sí, a pie hacia donde se vayan a utilizar.

Cuando realizamos un trekking o una actividad similar que se haga caminando, lo hacemos de vez en cuando y por placer. Tener que hacerlo siempre todo a pie, haga sol, llueva o haga frío, seas joven o seas mayor, ya es otro cantar.

Estos días, mientras subía hacia el pueblo de Namche donde desarrollaré este proyecto, caminando solo porque iba solo y porque por el camino no encontré casi nadie, he tenido tiempo de pensar en este aspecto de la vida de la gente Sherpa, y no Sherpa, que viven en estos valles.

Y luego piensas en la dureza de su vida y también en la sencillez con la que tienen que vivir. Algo tan sencillo como ir a comprar como lo hacemos nosotros, a la tienda, al centro comercial o por Internet, que nos permite tener de todo con un click, según nuestras posibilidades, y a menudo cosas que, si lo pensáramos, veríamos que no las necesitamos para nada. Esto tan sencillo, pues, aquí donde vivo ahora, no se puede hacer.

Sin embargo, aquí en Namche, al ser el centro de la actividad turística de montaña de la zona del Everest, hay muchas más opciones de comprar cosas y encontrar servicios, que en los otros pueblos de estos valles, ya no las tienen.

Esto me lleva a explicar que aquí, como que el turismo tiene dos estaciones muy marcadas, primavera y otoño, ahora en verano, y supongo que en invierno será igual, estas opciones casi desaparecen porque la mayoría de las tiendas y establecimientos de hostelería están cerrados.

Ahora prácticamente sólo hay gente del país, que hacen una vida totalmente distinta a la de las temporadas turísticas. Aprovechan para descansar, hacer reparaciones y mejoras a sus casas, cuidan el huerto, si lo tienen, hacen vida familiar, hacen fiestas, es decir hacen lo que no pueden hacer durante los meses del turismo. Creo que debe de parecerse un poco a cómo es la vida en los pueblos donde el turismo de montaña no tiene influencia. Lo veré cuando vaya, y luego os lo cuento.

Mi amigo Pasang, que es quien me acompaña a recorrer estos valles, me dice siempre que para saber cómo es la vida de la gente Sherpa, hay que salir de Namche. Que aquí está muy occidentalizado y tiene razón, pero estos días estoy descubriendo un Namche diferente al que conocía de las otras veces y, la verdad, me ha sorprendido mucho.

Volviendo al hilo inicial de la inexistencia de carreteras y vehículos, me vienen a la cabeza las discusiones que hay en este país sobre si hay que construir o no carreteras para acceder a lugares remotos que no tienen. Discusiones que tampoco nos son ajenas, en nuestro país.

De unos años para acá, el gobierno de Nepal está abriendo carreteras en zonas de orografía complicada y ya hay muchos pueblos donde pueden llegar con vehículos, motos, coches y pequeños buses. Esto está provocando que en algunas zonas muy reconocidas para realizar trekkings, empiecen a cambiar sus recorridos tradicionales porque ya no tiene ningún sentido hacerlos por tramos de carretera. No obstante, la mayoría de la gente está contenta porque ya no tienen que andar tres días para ir a la ciudad más cercana. Y luego tres días más para volver.

¿Y en el Khumbu qué? Pues en la parte baja ya están abriendo una carretera que tarde o temprano parece que llegará hasta Lukla, que es el punto de partida de trekkings y expediciones en la zona del Everest, y donde ahora no se llega más que en avión. Mejor dicho, avioncitos. O andando, claro.

Más arriba ya no está claro pues comienza el Parque Nacional del Sagarmatha (Everest), que tiene una especial protección y, además, algunos lugares con una orografía imposible.

¿Esto significa que las zonas altas del Khumbu están condenadas de por vida a hacerlo todo a pie? Pues no lo sé, pero de momento parece que sí.

Sin embargo, contradicciones de la vida, siempre andando, a menudo con la carga acuestas, pero hablando por el móvil, ¡conectados con el mundo!

EL ORIGEN DEL PUEBLO SHERPA

La mayoría de las personas no nepalíes, sobre todo del mundo occidental, cuando oímos hablar de Sherpas pensamos en personas que trabajan de porteadores o guías de trekkings y expediciones por las montañas del Himalaya de Nepal. Pero esta es una visión sesgada y muy limitada de un grupo étnico, el Sherpa, que es un pueblo de origen tibetano, con una historia, una lengua, una cultura y unas tradiciones propias.

En este post intentaré explicarlo de manera sintetizada y comprensible, para poner en contexto este proyecto.

La llegada de los primeros Sherpas en Nepal

Los historiadores han establecido, basados ​​en la transmisión oral de la historia y las leyendas, que los primeros Sherpa llegaron a Nepal hace unos 500 años, procedentes del Tíbet central, donde habían llegado desde la región de Kham situada al este del país, desplazados probablemente debido a persecuciones religiosas. De hecho, la palabra Sherpa (Sharwa en su idioma) significa gente del este.

Entraron en Nepal por los valles del Khumbu atravesando el Himalaya por puertos de montaña de más de 5.000 m. de altura yendo en busca del beyul (valle sagrado escondido). Inicialmente se establecieron principalmente por el área conocida hoy como distrito del Solukhumbu, formado por las regiones del Khumbu, Pharak y Shorong (Solu). También se establecieron en los valles del Rolwaling, situados al oeste del Khumbu.

Aquellas tierras eran, en aquellos momentos, unas tierras deshabitadas, con unas de las condiciones de vida más duras de la tierra. Allí vivieron en una relativa paz practicando el Budismo Vajrayana, que es la base de su cultura, tradiciones y estilo de vida.

Con el paso de los siglos fueron llegando varios grupos que fueron el origen de los cuatro principales clanes Sherpa: Minyagpa, Thimmi, Sertawa y Chaw, a partir de los cuales se originaron los más de 20 clanes que hay en la actualidad.

Inicialmente, los primeros habitantes se establecieron más abajo de lo que hoy es el pueblo de Nauche (más conocido por el nombre de Namche en lengua nepalí) ya que en aquellos tiempos los valles superiores eran muy fríos. Con la finalización de le Pequeña Edad de Hielo, alrededor de 1850, las condiciones ambientales mejoraron y eso les permitió moverse gradualmente hacia cotas más altas, movimiento, éste, que continúa hoy en día como consecuencia del cambio climático actual.

El idioma Sherpa

El idioma Sherpa pertenece al grupo lingüístico del Tibetano, formado por más de 25 lenguas y más de 200 dialectos. Existe la creencia muy extendida que la lengua Sherpa no tiene escritura, pero no es cierto. Lo que si es cierto es que, básicamente es una lengua hablada ya que el conocimiento de la lengua Sherpa escrita se limita sobre todo a los eruditos religiosos y algunos estudiosos.

El hecho de que la educación se haya desarrollado, hasta hace poco, sólo en Nepalí e Inglés ha tenido entre otras consecuencias, que los «sherpahablantes» cuando se comunican por escrito lo hagan en Nepalí o Inglés.

La creciente concienciación de instituciones y personas en la revitalización de la lengua y cultura Sherpa, ha hecho surgir en los últimos años muchas iniciativas en el campo de la educación y el uso de la lengua escrita, que deberían revertir esta situación.

El Khumbu y sus habitantes

La región del Khumbu está formada por el conjunto de los valles de la cuenca superior del río Dudh Kosi y sus tres afluentes Bhote Kosi y Imja Khola, en el norte de los cuales se encuentran tres cimas de más de 8.000 m, el Cho Oyu, el Jomolangma (Everest) y el Lhotse. El límite sur de esta región se sitúa en la confluencia de los ríos Bhote Kosi y Dudh Kosi, justo por encima del pueblo de Jorsale donde, después de cruzar el nuevo puente colgante que lleva el nombre de Edmund Hillary, se inicia el camino de subida hasta Nauche, principal pueblo del Khumbu.

Después de las últimas reformas administrativas en Nepal, esta zona es conocida con el nombre de Khumbu Pasang Lhamu Rural Municipality (KPLRM). Según los datos del censo de 2011, en ella viven 8.989 personas de las cuales 5.628 (un 62,62%) son Sherpa, lo que representa que esta zona es donde hay actualmente la mayor población Sherpa, en términos relativos, de todo el mundo.

Por ello, es aquí donde decidí desarrollar mi proyecto, para conocer mejor cómo es su vida cotidiana en pleno siglo XXI.

PREPARANDO EL CAMINO DE CATALUNYA A NAMCHE

A pesar de las muchas gestiones realizadas con las autoridades nepalíes y los muchos apoyos obtenidos por parte de la comunidad Sherpa, el Ministerio responsable del turismo en Nepal y del Consulado Nepalí en Barcelona, ​​finalmente no conseguí un permiso especial para residir durante un año seguido, sin interrupción, en Namche (3.440 m.), viviendo con la comunidad Sherpa de los valles del Khumbu.

Esto me ha obligado a replantear el proyecto y dividirlo en dos etapas de 5 meses, que es el tiempo máximo que las autoridades de inmigración del país conceden para este tipo de estancias, dentro de un mismo año natural.

Por ello, desarrollaré el proyecto mediante una estancia de 5 meses de finales de julio a finales de diciembre de 2019 y otra de 5 meses más primeros de febrero a primeros de julio de 2020. Este calendario implica perderme dos meses de la vida en los valles del Khumbu, uno en invierno y otro en verano. Es una lástima ya que precisamente son dos épocas del año en que la vida a esas alturas es más dura, por el frío en invierno y las lluvias monzónicas en verano.

Espero, sin embargo, poder establecer los vínculos personales necesarios con la gente del país, para recoger la información de su vida diaria durante estos dos meses «por delegación».