MONASTERIOS, EL EPICENTRO DE LA VIDA SHERPA

«Hoy he tenido suerte, me he despertado y estoy vivo, tengo esta valiosa vida y no la desperdiciaré» (pensamiento filosófico budista) 

Estos meses que he estado viviendo en el Khumbu, me han permitido, entre otras muchas cosas, descubrir los monasterios budistas desde una perspectiva muy diferente a como los había visto cuando había visitado alguno durante un trekking. Y también he entendido que el budismo, más que una religión en el sentido que el mundo cristiano da a la religión, para la gente Sherpa es una filosofía y un estilo de vida.

He descubierto que los monasterios (Gompa o Gonde en lengua Sherpa), junto a las escuelas y los hospitales y centros de salud, son una de las tres infraestructuras básicas de la sociedad Sherpa actual. A los ojos de los occidentales, puede parecer extraño poner al mismo nivel los monasterios que las otras dos infraestructuras, pero lo cierto es que, en pleno Siglo XXI, es así y me atrevería a decir que también lo es en todo Nepal.  

Hasta hace 60 años, la inexistencia de escuelas y equipamientos de salud hacía de los monasterios el centro de la vida de los sherpas. Los lamas eran casi las únicas personas con formación y eso les daba una influencia muy grande sobre toda la población. Además de la actividad religiosa, establecían normas de convivencia en los pueblos, y fueron instaurando una serie de fiestas y celebraciones de base religiosa que tenían también un componente social muy importante ya que, sin los sistemas de comunicación actuales, eran las únicas ocasiones que tenían los habitantes de los valles de encontrarse con familiares y amigos. Por ello, todas las celebraciones duran varios días.

LA CONSTRUCCIÓN DE LOS MONASTERIOS

En el área donde he desarrollado mi proyecto, es decir desde Kharikhola hacia los valles que llegan hasta los pies de las montañas, hay 24 monasterios de los cuales he visitado 22. Los más antiguos se construyeron por iniciativa de los líderes religiosos de la época. Los tres primeros fueron fundados entre 1667 y 1672 por tres hermanos lama que formaban parte de la tercera generación de sherpas establecidos en el Khumbu: Sangwa Dorje construyó el de Pangboche, Ralpa Dorje el de Thame y Khenpo Dorje el de Rimijung.   

Más adelante los monasterios se construirían con las aportaciones económicas y el trabajo de los sherpas de cada lugar. En los últimos 50 años se han construido algunos nuevos, como el monasterio de Anis (monjas budistas) de Thame en 2002, el de Kharikhola en 2008 o el Tekhongma de Rimijung en 2019, con aportaciones económicas muy importantes de personas e instituciones extranjeras, que también fueron decisivas en la reconstrucción de los muchos monasterios que quedaron destruidos por los dos terremotos de 2015. El mantenimiento se financia sobre todo con las aportaciones de la comunidad de cada monasterio.   

 Aunque la mayoría son de la comunidad budista, hay algunos que son privados, ya que los construyó y los conserva una familia y forman parte de la propiedad familiar. Una de las muchas cosas que me han sorprendido durante este tiempo es que cualquiera puede construir un monasterio budista y no necesita ningún tipo de autorización.

LA VIDA DE LOS LAMAS

Durante 300 años los lamas se casaban y la administración de los monasterios pasaba de una generación a otra siguiendo la saga familiar. No fue hasta la segunda mitad del siglo XX que algunos monasterios comenzaron a evolucionar hacia monasterios de célibes. Hoy en día, en la mayoría de los monasterios, aún conviven lamas casados ​​y solteros.

Un hecho común a todos los monasterios son los altibajos del número de lamas que viven en ellos y su actividad, que marca las épocas de esplendor y declive. Otro aspecto a destacar es la drástica disminución de nuevos lamas que se ha producido en los últimos veinte años, sobre todo como consecuencia de la planificación familiar generalizada en el país, que ha hecho disminuir el número de hijos de las familias. Como la tradición era que el tercer hijo se hacía lama y ahora la mayoría de las familias sólo tienen dos hijos, hay pocas incorporaciones nuevas. Una de las consecuencias de ello es que en la mayoría de los monasterios vive sólo un lama que se cuida del mantenimiento, o no vive nadie.    

De los 22 monasterios que he visitado, sólo en cuatro hay una comunidad permanente de lamas (Lukla, Rimijung, Tengboche y Thame) y en dos (Debuche y Thamo) hay una comunidad de Anis. La vida de los lamas de los monasterios consiste esencialmente en el estudio, la oración y la meditación; en la organización de celebraciones y festivales comunitarios; y en la dirección de ceremonias privadas (bodas, funerales y otras ceremonias familiares).  

En los lugares donde no hay lamas o no son suficientes, son los lamas de los monasterios más cercanos, los que se hacen cargo de ello. La falta de lamas también se suple con lo que ellos llaman village lama, que son personas que sin ser lamas tienen una formación adecuada para dirigir ceremonias privadas.

TULKU, LOS LAMAS REENCARNADOS

Un aspecto que me llamó la atención desde el primer día y que para mí es de difícil comprensión, es la existencia de lamas reencarnados en varios monasterios y el procedimiento por el que son reconocidos como tales.

Los lamas reencarnados, llamados Tulku en tibetano, provienen de las reencarnaciones sucesivas de los 25 principales discípulos de Guru Rinpoche que fue un maestro budista del siglo VIII, también conocido como el segundo Buda. La tradición establece que cuando un lama reencarnado está a punto de morir, sus discípulos le piden que se reencarne y él decide si quiere hacerlo o no. Si decide que sí, una vez muerto sus discípulos esperan señales de algún niño nacido en la zona después de su muerte. Puede pasar tiempo, normalmente años, hasta que no se identifica algún niño que, después de pasar una serie de pruebas realizadas de acuerdo con unos protocolos muy estrictos, acaba siendo reconocido como lama reencarnado. Entonces es trasladado al monasterio de su predecesor y comienza un período de formación que dura muchos años y que incluye formación de nivel universitario, a menudo en países extranjeros.     

Durante mis visitas a los monasterios he tenido ocasión de conocer dos tulku. Uno es el abad del monasterio de Tengboche, Ngawang Tenzin Zangbu, de 85 años, con quien conversé sobre mi proyecto y su visión del futuro de los sherpas. Es un hombre con una gran influencia en la zona, no sólo religiosa sino también política. El otro fue un chico de 9 años, en el monasterio de Thame, que fue reconocido como reencarnado del anterior tulku del monasterio y ahora está en los inicios de su proceso de formación. Un niño aparentemente igual que cualquier otro que, durante una ceremonia del monasterio a la que asistí, estaba sentado en un lugar preeminente más elevado que todos los demás lamas, a ratos leía los libros sagrados y a ratos miraba al techo con cara de aburrido. Como cualquier otro niño hubiera hecho.

LOS LIBROS RELIGIOSOS BUDISTAS

En la época que vivió Buda no había libros y no fue hasta 4 siglos más tarde que sus discípulos recogieron sus pensamientos y su doctrina en varias colecciones de libros escritos en Sánscrito y Pali, que más tarde fueron traducidos al tibetano.

Las dos colecciones más importantes son los Ka-gyur y los Ten-gyur.

Los Ka-gyur (108 volúmenes) incluyen las enseñanzas y palabras de Buda recogidas por sus discípulos. Ka significa palabra de Buda y gyur significa traducido.

Los Ten-gyur (226 volúmenes) son comentarios sobre los Ka-gyur escritos por los seguidores de Buda. Se cree que el distrito de Solukhumbu hay unos 8 Ten-gyur.

Todos los monasterios tienen una colección, más o menos completa, de estos libros religiosos que guardan en unas estanterías de la sala principal donde tienen lugar las ceremonias.

Además de estas colecciones que se encuentran en los monasterios, también hay otras colecciones de libros de uso doméstico. Son los Boom y los Domang

Los Boom son 16 libros con 100.000 versos, que son como el diario de los pensamientos de Buda. Muchas familias tienen el Boom y llaman a lamas 3 o 4 veces al año para leerlos.

El Domang es un solo libro con un extracto de lo más importante del Ka-gyur, que tienen la mayoría de las familias y que leen una vez al mes.

LA RUTA DE LOS MONASTERIOS (enlace)

Hay tres aspectos de los monasterios que hacen interesante su visita: su arquitectura y decoración muy vistosas, su historia y los lugares donde están situados. Por eso he pensado que podía ser útil abrir un nuevo apartado de la web que sea como una pequeña guía, con un mapa y la relación de todos monasterios de la zona con los datos básicos de cada uno.